Detrás de los vidrios las mujeres saludan coquetas: visten ropa interior, son preciosas, sonríen y hacen señas con el dedo índice, como quien invita a pasar. Un tipo se acerca y una de ellas abre la puerta; cruzan un par de frases y él entra a la vitrina. Una cortina se cierra tras los dos personajes. Intuimos lo que pasará a adentro; los detalles de cómo ocurre este negocio sexual los contaremos más adelante. Las luces de neón y las nubes espesas de marihuana que flotan en el aire crean un ambiente denso; da la sensación de estar recorriendo una película de Martin Scorsesse. Se escuchan varios idiomas. Dos parejas llevan a sus niños de las manos. Otros viejos, jóvenes, adultos.

Un letrero anuncia el show de una mujer que puede hacer maravillas sin más recursos que un banano y sus partes íntimas. Otra vitrina ofrece vibradores de todos los tamaños y otra tiene una carta de marihuana y hongos alucinógenos. Un museo erótico, un show de sexo en vivo por 45 euros y otro de dos minutos por dos euros. Al frente de todo esto hay una iglesia con sus puertas abiertas. Los policías se pasean en bicicleta sin inmutarse ante nada de lo descrito.

Todo es legal; o bueno, por lo menos así lo hacen parecer.

Estamos en el famoso Barrio Rojo de Ámsterdam, el vecindario sórdido donde visitantes del mundo entero encuentran donde satisfacer su curiosidad de morbo e ilegalidad sin que nadie los persiga. Un submundo donde un bufet de nuestros prejuicios es servido en una mesa larga por una sociedad que ha dado un paso adelante para lucrarse de lo que otros condenan.

Su lema: hagan lo que quieran, siempre y cuando no molesten a nadie.

En este post te vamos a contar cada detalle que debes conocer sobre el Barrio Rojo de Ámsterdam: cómo funciona el negocio de las vitrinas con las prostitutas, cuánto valen sus servicios, historias de sexo en vivo, esculturas a la prostitución, cómo opera el negocio de la marihuana ‘legal’ y cuál es el marco legislativo que la regula. Eso y algunas curiosidades más.

Si tienes poco tiempo para conocer esta ciudad tan única en el mundo te recomendamos este post sobre Qué ver en Ámterdam en 3 días

Tenga en cuenta:

Toda la información aquí descrita fue consultada por nosotros mismos. Eso no quiere decir necesariamente que hayamos vivido en carne propia todas las experiencias que a continuación vas a leer, pero sí te garantizamos que cada dato aquí consignado fue producto de conversaciones, caminatas y averiguaciones exhaustivas durante varios días de visita a Ámsterdam.

Historia del Barrio Rojo de Ámsterdam

El Barrio Rojo de Ámsterdam, o también conocido como Red Light District, fue construido en el centro histórico de la ciudad, donde antiguamente había casas de pescadores, sobre un dique que fue levantado para controlar las mareas altas. Cursaba el inicio del siglo XIV. Al ser un distrito de pescadores y marineros, fue también un sitio propicio para la ebullición de la prostitución

En 1413 Ámsterdam proclamó un estatuto que afirmaba que “las prostitutas son necesarias en ciudades grandes, especialmente ciudades como la nuestra. Es preferible tener a estas mujeres, que no tenerlas”. Y así empezó una historia de leyes que, aunque han mutado con el paso de los siglos, siempre han buscado poner una regulación a esta actividad tan antigua como el hombre mismo. Registros, controles médicos y pagos de impuestos, entre las normas a las que se han tenido que acoger las prostitutas del Barrio Rojo de Ámsterdam

Oude Kerk, la iglesia del Barrio Rojo de Ámsterdam

En medio de las vitrinas con luces de neón que dejan ver las pronunciadas curvas de las chicas en ropa interior, se levanta una iglesia que tiene sus puertas abiertas para que los fieles entren a echarse unas cuantas bendiciones y a rezar para empatar sus pecados. Se trata de la iglesia Oude Kerk, que al mismo tiempo es el edificio más antiguo de Ámsterdam, construido en el año 1306.

La historia cuenta que al ser levantada en medio de un barrio de marineros y pescadores, donde al  tiempo se estableció la prostitución, los navegantes iban en busca de diversión y sexo y luego pagaban indulgencias a la iglesia. Los curas y las prostitutas tenían una especie de negocio en el que uno le llevaba clientes al otro: los marineros pagaban las indulgencias por adelantado en la iglesia para sentirse libres de pecado al irse de putas. En Ámsterdam, nos dijeron todos los días, aquí todo es un negocio.

Esta iglesia era muy frecuentada por Rembrandt, al punto de que sus hijos fueron bautizados en ella. Cada año la iglesia Oude Kerk es sede de eventos de todo tipo, desde fiestas y bodas hasta exposiciones artísticas o la premiación del World Press Photo Contest.

Monumentos a la prostitución en el Barrio Rojo de Ámsterdam

Belle

Cosas que solo se ven en Ámsterdam: Existe un monumento a la prostitución y, no siendo aquello poco, está ubicado frente a la iglesia Oude Kerke. Belle es el nombre de mujer que bautiza a este monumento en bronce que representa el orgullo de las prostitutas de Holanda por haberse agremiado para dignificar su profesión.

La estatua de Belle  fue emplazada de tal forma que quedara dándole la espalda a la iglesia. En su base tiene una placa que reza “Respect sex workers all over the world” -respeto a todas las trabajadoras sexuales del mundo entero- Este es el único monumento a la prostitución en todo el mundo y es uno de los más visitados por quienes llegan al Barrio Rojo de Ámsterdam.

La mano en la teta

La imaginación de los holandeses es bastante corta a la hora de bautizar las cosas y por eso el nombre básico de este monumento: “La mano en la teta”. Es una de las esculturas más famosas del Barrio Rojo de Ámsterdam. No se sabe de quién es la mano, tampoco se sabe de quién es la teta, pero lo más curioso es que tampoco se sabe de quién es la escultura.

Entre el año 83 y el año 95 aparecieron seis esculturas misteriosas por todo Ámsterdam y al día de hoy se sigue sin saber quién creó ni quién las puso en su lugar. En el año 93, de la noche a la mañana, los vecinos abrieron sus cortinas y se encontraron con esta escultura afuera de sus casas; y no les hizo mucha gracia. Llamaron al Ayuntamiento a quejarse porque tenían esa escultura obscena en su vecindario –lleno de prostitutas-, y porque las bicicletas se chocaban con la escultura y los ciclistas se caían. Exigieron quitarla.

El ayuntamiento de Ámsterdam siempre ha sido muy pragmático y se caracteriza por escuchar las peticiones de la gente. Intentaron quitar la escultura y no pudieron; algo la hacía imposible de arrancar. Llevaron una grúa hasta el lugar para removerla y cuando por fin salió, la escultura tenía una base de un metro y medio de hormigón.

Entonces, ¿quién fue capaz de poner de la noche a la mañana una escultura anclada al piso por un metro y medio de hormigón de más de una tonelada de peso? Para ello debió romper la calle y cavar profundo, verter la mezcla y fijar la escultura. Pero ¿sin que nadie se diera cuenta?

Pero la historia no acaba allí. Días después de haber sido removida la estatua, el autor llamó al Ayuntamiento para exigir que la emplazaran de nuevo; y el Ayuntamiento accedió a cambio de que todas sus obras pasaran a ser parte del patrimonio de la ciudad con el compromiso de mantener al autor en el anonimato. Y el autor aceptó, pero debió ponerla un poco más hacia un lado para que no interrumpiera el paso de las bicicletas.

Al día de hoy sigue siendo un misterio quién es el autor de las obras, aunque se manejan algunas hipótesis. La más  fuerte es que fue la Reina Beatriz, la madre del actual Rey, quien se puso a repartir esculturas por la ciudad. Y claro, es que debió haber sido una persona lo suficientemente influyente como para poder cortar la calle cavar un metro y medio y enterrar en medio del tráfico una viga de más de una tonelada rematada por una mano y una teta de bronce.

Hoy la escultura de La mano en la teta del Barrio Rojo de Ámsterdam luce reluciente debido a que miles de personas cada día se agachan a tocarla. Se dice en Ámsterdam que si pasas por este lugar y no tocas la teta, vas a tener un año de mal sexo, así que mejor no te arriesgues.

 

***

Seguimos andando el Barrio Rojo de Ámsterdam, ya casi llegamos a las cabinas y al oficio de sus habitantes.

***

Los museos del Barrio Rojo de Ámsterdam

En el Barrio Rojo de Ámsterdam están ubicados varios museos que explican a los visitantes un poco de la historia y el funcionamiento del vecindario. Algunos tienen una información interesante y otros son una total pérdida de tiempo. En este punto no nos vamos a detener mucho, pero queremos dejarte la información por si acaso se te antoja visitar alguno durante tu viaje.

El Museo Erótico alberga una oferta muy pobre de lo que ofrece desde su entrada: erotismo. Cuatro cortinas que hacen las veces de habitaciones y exposiciones de objetos fálicos aquí y allá harán que sientas que perdiste los 7 euros de la entrada. Nada más que ver.

El Red light secrets museum, o museo de los secretos del Barrio Rojo de Ámsterdam, cuenta detalles del vecindario a través de una audioguía con información completa. Tiene un costo de 7 euros. Allí están las únicas cabinas a las que se les puede tomar fotos, están diseñadas para que los turistas posen y parezca que están trabajando como una prostituta del Barrio Rojo.

Espectáculos de sexo en vivo

Todo está permitido en Ámsterdam. La gente es libre de hacer y consumir lo que quiera siempre y cuando no se obligue ni se le haga daño a nadie. Entonces, en esta pasarela urbana teñida de luces rojas se puede acceder a una oferta variopinta de aberraciones y espectáculos de sexo en vivo y en directo. Legales, sin esconderse. Pagas, entras y ya. Nadie te mira, nadie te juzga.

El Bannanen Live, por ejemplo, es el famoso espectáculo de las chicas que se introducen una banana con cáscara en la vagina y la sacan pelada. Vale 70 euros, por supuesto no entramos, pero vimos una larga fila de espectadores a la espera.

En el Ping pong show, un grupo de chicas juegan al ping pong sin raquetas: se suben al escenario, abren las piernas y de repente empiezan a arrojar bolas de ping pong de sus partes íntimas, una tras otra. Este show es importado de Tailandia, donde es muy famoso por reclutar curiosos incautos para engañarlos y cobrarles más de la cuenta. Otro show famoso es el de las mujeres que fuman por la vagina y hacen aritos de humo al estilo de Gandalf, el mago del Señor de los anillos. 50 euros: no gracias.

Pero definitivamente el gran imperio de este tipo de espectáculos está en manos de la marca Casa Rosso, que identificarás fácilmente porque su logo es un elefante rosado. Por 50 Euros el espectador entra a una sala de espectáculos con tarima, como si fuera una obra de teatro. Y allí entra Fulana, que durante un rato hace lo suyo, y luego llega Fulano y la penetra de una forma mecánica, simple, ruda y sin ninguna gracia. Tas tas tas tas y listo. Se cierra la cortina y se abre. Luego otra pareja y luego otra. Creemos que en Europa hay mejores cosas en las qué gastar 100 euros, entonces tampoco entramos.

Al que si entramos, por dos euros cada uno, fue a un show de sexo en vivo de dos minutos a través de una ventana. Sí, dos precoces minutos. Ingresas los dos euros en monedas por una ranura, se abre la puerta de una cabina, se enciende la luz y aparecen un fulano y una fulana en una cama redonda giratoria. Entramos juntos a ese cubículo más pequeño que un vestidor. La cosa es que la cama redonda está dentro de una estructura exagonal rodeada por otras 5 cabinas que funcionan con el mismo mecanismo que la nuestra: una moneda por dos minutos de luz morbosa.  A los dos minutos todo vuelve a ser penumbra en la cabina ¿Y si quieres más? 2 euros por favor.

Adentro Fulana de rodillas chupa a Fulano que está de pie. Luego Fulana se acomoda de perrito y Fulano la embiste: taque taque taque. Expresan más emoción un par de maniquíes. Lo mejor de todo es que Fulana y Fulano también pueden vernos a través del vidrio. Y no sólo eso: los morbosos que habitamos las cabinas podemos vernos los unos a los otros a través de los vidrios. Frente a nosotros había un japonés bastante sonriente. Todo tan guarro como interesante, eso sí.

Las filas para ingresar son enormes y el dineral que esta empresa se echa al bolsillo es incontable: 12 euros cada dos minutos, día y noche.

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Ahora sí a lo que vinimos

Así trabajan las prostitutas del Barrio Rojo de Ámsterdam

Desde aquí te proponemos que le des ambiente a tu lectura con esta canción 

Al ver a las chicas en las vitrinas es imposible no pensar en la experiencia del cliente. Son mujeres hermosas, con curvas pronunciadas y una sensualidad que traspasa el vidrio para meterse entre los pantalones de los mirones. Pero al conocer los detalles de lo que ocurre tras las cortinas todo pierde su encanto para revelarse como una transacción fría donde el ‘consumidor’ es un cajero automático y el servicio que obtiene es a contra reloj. Claro, así es la prostitución. No esperaban flores, oso de peluche ni salida a comer, ¿verdad?

Las prostitutas del Barrio Rojo de Ámsterdam son autónomas, eso significa que no tienen que estar bajo el mando de un proxeneta para ejercer su oficio. Al ser legal la prostitución en Holanda, las chicas sólo deben registrarse en la Cámara de Comercio, esperar dos semanas y listo, ya tienen el permiso para ejercer. Su cuerpo funciona como una empresa: son libres de cobrar lo que quieran, toman vacaciones cuando quieren y atender a quién quieran cuando quieran. Nadie las obliga a hacer nada que no deseen.

Es muy importante saber que la prostitución no es una labor que se pueda desarrollar en las calles. Las prostitutas deben tener un lugar fijo como las cabinas o un burdel para ejercer. Además, a ellas no les interesa estar levantando clientes en callejones ni parajes oscuros, las leyes están diseñadas para que no tengan que hacerlo. Por supuesto se sienten más seguras bajo las luces rojas donde están organizadas, se cuidan entre ellas y son los clientes los que las buscan a ellas, no ellas a los clientes.

Tenga en cuenta: ni se le ocurra sacar una cámara en frente de las cabinas de las prostitutas. Aunque no hay ninguna ley que prohiba fotografiar a las chicas, a ellas no les gusta ni poquito que los turistas les vayan tomando fotografías. Se enojan, gritan y si la cosa se pone seria se puede ver envuelto en un problema de tamaño mayor. Después no diga que no le advertimos.

Las vitrinas con luces rojas

Las cabinas existen desde 1911 y fueron legalizadas en el 2000 con el objetivo adicional de atraer turistas. Actualmente hay en el Barrio Rojo de Ámsterdam unas 300 cabinas propiedad de 34 dueños –que por supuesto están forrados en dinero- y se las alquilan a las prostitutas con tarifas diarias que oscilan entre los 80 y los 250 euros por un tiempo de ocho horas, dependiendo del día y el turno.

Las chicas se exhiben en estas vitrinas que al fondo tienen un baño y una cama. Cuando un cliente llega y acuerdan un precio, se cierra una cortina. Si sigues leyendo, más adelante les contaremos cómo es la negociación con una prostituta del Barrio Rojo de Ámsterdam.

Cuando estuvimos en Buenos Aires, Argentina, hicimos este foto reportaje sobre cómo el negocio de la prostitución atrae clientes pegando papelitos de colores en todas las calles. Puedes verlo AQUÍ.

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¿Cuánto cobra una prostituta del Barrio Rojo de Ámsterdam?

Las chicas cobran como servicio mínimo 50 euros, que incluyen una felación y una posición, en un  máximo de 15 o 20 minutos. Recordemos que ellas pueden cobrar lo que quieran: son autónomas, su cuerpo es su empresa y ellas son el activo principal de su propio negocio. A partir de ese servicio mínimo, si se quieren hacer más cosas, la prostituta empezará a cobrar más. Lo primero que se hace siempre es negociar antes de entrar en las cabinas: qué vamos hacer y cuánto va a cobrar por cada cosa.

Antes de ingresar a la cabina el cliente debe mostrarle a la prostituta cuánto dinero trae consigo. Si la billetera viene abultada el personaje será muy bien recibido y podrá darse el gusto de pedir más por su servicio. ¿Quiere cambiar de posición? Pague. ¿Quiere agarrar una teta? Pague. ¿Una nalgada de pronto? Pague. ¿Que le excita esto o lo otro? Pues un poco más. El dinero manda en esta transacción. Eso sí, hasta donde ella lo permita.

Todas las prostitutas del Barrio Rojo de Ámsterdam acordaron cobrar 50 euros como mínimo, debido a que las chicas que llegaban de Europa del Este se empezaron a ganar los clientes con tarifas más baratas. Entonces las holandesas saltaron: trabajamos todas, pero nos respetamos las unas a las otras. La que cobre menos no es bienvenida.

Seguridad

La prostitución en Ámsterdam es una labor muy segura; todo porque son un gremio unido, se ayudan las unas a las otras y trabajan amparadas por la legalidad. Además, casi todas las prostitutas del Barrio Rojo de Ámsterdam hablan varios idiomas y eso les permite comunicarse con sus compañeras si algo malo ocurre sin que el cliente tenga la menor idea de lo que están diciendo.

Cada cabina tiene un botón del pánico y en ocasiones varios, distribuidos por la cabina. Este botón está interconectado con todas las cabinas del Barrio Rojo de Ámsterdam y, además, con la Policía. Por eso, cuando el cliente les da a escoger, piden realizar posiciones sexuales donde puedan tener las manos libres.

Si algún cliente se pasa de la raya, tendrá en cinco segundos a una turba de prostitutas enfurecidas clavándole tacones en la cabeza y dándole una paliza que jamás olvidará. Además, la Policía siempre está de lado de las prostitutas y todas las veces, pase lo que pase, el hombre agresor será el culpable y pasará un buen rato en el calabozo.

Todas las chicas contratan seguridad privada que llega en menos de un minuto en caso de que algún percance ocurra. Muchas personas creen que los hombres que merodean por las cabinas son los chulos o proxenetas que se encargan de conseguirles clientes a ellas, pero ocurre todo lo contrario. Estas personas trabajan para ellas, ellas los contratan para cuidarlas: son sus empleados. Por otra parte, existen los recaderos, que hacen mandados y compran cosas requeridas por las chicas –comidas, bebidas, preservativos, cigarrillos-,  pero que también están pendientes por si alguna anomalía ocurre desde la negociación.

Sanidad

Al ser las dueñas de su propio negocio, las prostitutas son las que ponen las condiciones en la transacción con sus clientes. Lo primero que hacen es lavarlos, ellas mismas se encargan de limpiar a sus clientes (si en el proceso de lavado el cliente eyacula, dan por finalizada la faena y cobran su tarifa). Además, son ellas quienes proporcionan los preservativos y cada cosa que vayan a hacer tiene que ser con condón, sin excepción alguna.

Además, las prostitutas del Barrio Rojo de Ámsterdam están afiliadas a un servicio de emergencia en caso de que se rompa un condón. Le hacen exámenes tanto a ella como al cliente y entregan resultados inmediatos. En caso de alguna anomalía en los resultados de cada uno, el servicio incluye la receta de un tratamiento en el mismo sitio.

Su cuerpo es su forma de vida y deben cuidarlo.

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¿Hay trata de blancas?

Aunque la ley dice que la prostitución es legal, que ellas son autónomas y que la ejercen bajo su propia responsabilidad, en Ámsterdam sí existe la trata de blancas, pero en una proporción mínima.

Por ejemplo, si según la policía de España, en ese país la trata de blancas asciende al 90% de todo el mercado de la prostitución, en Ámsterdam las autoridades estiman que no sobrepasa el 10%.

Cómo es legal, el ambiente es propicio para que estas mujeres ejerzan la prostitución porque quieren. Pero muchas chicas, sobre todo las provenientes de Europa del Este, son engañadas con el viejo cuento que les ofrece pagarles el avión para que vayan a Ámsterdam, más la vivienda y alimentación, más clases de holandés e inglés. A cambio, les retienen los documentos y les exigen pagar sumas exorbitantes para “devolver el favor y cuidar a tu familia en tu país para que no les pase nada”. Entonces, se trabaja bajo un marco legal pero por detrás hay una mafia operando.

***

Sí, lo sabemos. Suena muy machista. Alguien habrá de pensar este es un post que promociona el lenocinio, la explotación de las mujeres, la degradación. Bla bla bla. Pues no señor. Las cosas son como son y nosotros sólo las estamos contando tal cual las conocimos. Pero y entonces…

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¿Hay chicos en las cabinas del Barrio Rojo de Ámsterdam?

En los años 90 hicieron el intento de probar y meter a chicos en cabinas para que las mujeres acudieran a sus servicios. El experimento fue pensado para durar seis meses y fueron seis chicos los candidatos para trabajar en las cabinas. Pero no duraron más de tres días ejerciendo, por tres razones:

La primera razón fue la prensa, que se agolpaba en las cabinas de los hombres para ver qué ocurriría con este intento liberal de incluir en el Barrio Rojo de Ámsterdam la prostitución masculina. Obviamente nadie iba a entrar a las cabinas de los chicos bajo la mirada de lentes y reporteros. Además, las chicas del sector se empezaron a quejar por que tantos periodistas estaban molestando y espantando a su clientela habitual.

Segundo, los poquitos clientes que se animaron a entrar fueron hombres y no mujeres, y este experimento no fue pensado para el público gay. Las mujeres que consumen prostitución masculina son mucho más discretas que los hombres, tienen más escrúpulos y no les gusta hacerlo en público. La prostitución masculina existe en Ámsterdam como en muchas ciudades del mundo: en burdeles o a domicilio.

Y tercero, ni Súper Man hubiese aguantado una jornada de todo un día teniendo sexo. Es una cuestión de anatomía: no hay viagra que ayude a un hombre a durar ni la mitad de lo que una mujer puede.

Entonces, muy machista y todo, pero el negocio fracasó.

Finalmente,

¿Qué pensamos nosotros?

La libertad es nuestra mayor pasión: es nuestro credo y nuestra filosofía. Somos practicantes fanáticos de las libertades, y Ámsterdam es la ciudad dónde ser libre es tu única opción.  Entonces, vivir en carne propia esta ciudad fue también ser testigos de que una sociedad puede funcionar perfectamente sin un control moral (doble moral) abusivo, invasivo y anacrónico como el que existe en nuestros países.

Haga lo que se le venga la gana con su vida siempre y cuando le aporte a la sociedad.

No se trata de abordar el tema desde la mirada superficial de si la prostitución es buena o mala, porque sea como sea existe y no va a dejar de existir. Para nosotros el análisis va más allá: lo que se legaliza se puede controlar. Entonces, al igual que ocurre con la marihuana y otras drogas de consumo libre en Holanda, la legalización y el control de la prostitución ha sido un ejemplo para que ni prostitutas ni consumidores de prostitución corran riesgos: evitan epidemias, problemas de inseguridad y mantienen a las mafias al margen.

Puede uno creer que la prostitución no está bien, pero lo que no se puede negar es que existe desde hace toda la vida y que va a seguir existiendo durante toda la vida. Entonces, si los estados toman medidas para proteger a la población y al mismo tiempo incluyen a estas mujeres a la sociedad a través de la legalidad y el pago de impuestos, eso definitivamente es un paso adelante.

En la opinión editorial de Renunciamos y viajamos, este blog hecho por una pareja de viajeros colombianos, nunca va a ser malo que ejerzamos nuestras libertades siempre y cuando no atentemos contra la integridad de otros.

¿No le gustan las putas? Pues no vaya. ¿Le gustan? Pues cuídese y respételas, son mujeres que merecen un trato digno como cualquier otra persona.

Eso sí, si algún día tiene la oportunidad, vaya a Ámsterdam y dese una pasada por el Barrio Rojo. Le garantizamos que no hay mente cerrada que se resista a la curiosidad de lo prohibido hecho real.

Y tú, ¿qué piensas al respecto? Deja tu opinión en los comentarios. Nos encantará leer tu opinión al respecto de esta situación sin importar tu posición.

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