La vida de viaje va mutando a medida que avanzan los días en el calendario y los kilómetros recorridos. La vida misma se desnuda ante nosotros y nos deja ver sus maravillas al tiempo que nos grita sus miserias. La vida viajando nos convierte con cada suceso en aprendices constantes, en depositarios de la magia de cada lugar y en curiosos eternos.

La vida de viajeros nos convence que, así como en la vida misma, vivir viajando sería imposible sin las ganas de colaborar y las buenas acciones de las personas que aparecen en el camino.

Y no hay explicación. Simplemente pasa todo el tiempo desde el instante mismo en que abandonamos la cama y el control remoto para ir a encontrarnos con otras vidas.

Hoy estamos en Cartagena, embelesados con esta belleza colonial, mientras completamos los requisitos burocráticos para pasar La Jebi a Panamá por barco y así poder seguir nuestro viaje.

Y no ha sido fácil. Hemos tocado muchas puertas que no se han abierto. Recorrimos bajo el sol canicular las calles de ‘La Heroica’ en busca de documentos que nunca aparecieron y de manos que nunca se extendieron.

Pero aprendimos, y no paramos de hacerlo. Las cosas le llegan a quien las busca, y siempre pasan por algo.

Como aquel día en que una familia de campesinos nos hospedó en su casa cuando el frio nos congelaba y no teníamos a dónde ir. O el día en que, por una casualidad,  nos invitaron a estrenar un hotel, nuevecito, cero kilómetros, para nosotros dos y nadie más.

Esta vez le tocó el turno a La Jebi. Juanautos Renault conoció nuestro viaje, confió en el proyecto  de dos personas que se lanzaron al mundo y cuentan sus vivencias en esta web y ofreció hacerle todo tipo de cariños y reparaciones para que sigamos tranquilos por los caminos de Centroamérica.

Aceite, filtros, software, sistema eléctrico, aire acondicionado, scaner… la tercera integrante de este viaje volvió a la vida; y luego de haber recorrido más de 9000 kilómetros en su país, está lista para seguir explorando el mundo.

Seguimos viéndole la cara frente a frente a La Ley del viaje, ese misterio que el alfabeto no alcanza a describir pero en el que confiamos y depositamos toda nuestra fe viajera.

Gracias a Renault Cartagena por darle un baño fresco a nuestra confianza en medio de este calor que agobia y el papeleo estatal que desalienta.

Ahora sentimos que el apellido de La Jebi, la marca de su fabricante, es dueño de nuestra absoluta confianza y será un aliado mientras estemos en los caminos.

En pocos días, luego de apartarnos de las vías por el viaje a Cuba, volveremos a las carreteras. Estamos ansiosos, sentimos que todo se renueva. Las ganas crecen, la autoconfianza está a tope y las ganas de vivir nos empujan.

Nos vemos en Panamá.

[bartag space=»50″]
[bartag space=»15″]
[bartag space=»50″]