Nos dimos tiempo de conocer a esta mujer indígena y negra que nos sedujo. Nos invitó a pasar por sus desiertos, sus mares cristalinos y embravecidos, sus ríos fríos y de aguas calmas. Nos refrescó con sus vientos y deslumbró nuestros lentes con los colores de sus artesanías.

La Guajira está tan llena de bellezas como de miserias. Y ese contraste tan marcado la convierte en un paraíso para los viajeros que, más que llegar, quieren conocer y enterarse de las culturas locales.

Esta guía la hicimos para que se anime a conocer uno de nuestros lugares favoritos en toda Colombia y quizá en toda Suramérica: La Guajira, el extremo más al norte del sur del continente.

TENGA EN CUENTA: Este viaje lo realizamos entre diciembre de 2014 y enero de 2015. Estuvimos en Riohacha, El Cerrejón, Mayapo, Camarones, Cabo de La Vela, Maicao, Manaure, Palomino y el Parque Eólico. No fuimos a Punta Gallinas, pero sabemos que es impresionante. Recomendamos que lo incluya en su plan de viaje.  

EN TÉRMINOS GENERALES

La Guajira es el departamento más al norte de Colombia, su clima es muy caliente todo el año y posee impresionantes atractivos naturales en toda su extensión. Su gente, como en toda Colombia, es amable y servicial. La población está subdividida entre Guajiros, afroguajiros e indígenas Wayuú; es muy fácil identificarlos estando allá. Las comunidades de indígenas tienen su propio dialecto, el wayuunaiky e integrarse en sus vidas es una labor difícil si no se tiene un contacto que permita el acercamiento.

Viajar en automóvil es la mejor opción en La Guajira, pues no siempre hay transporte disponible para movilizarse entre todos los municipios y además en esta tierra se consigue la gasolina más barata de Colombia por su cercanía a Venezuela (casi a mitad de precio).

En ningún municipio de esta región hay agua potable, por lo que siempre es recomendable llevar agua en cada viaje. Tampoco olvide cargar siempre con un buen bloqueador solar. El calor nunca da tregua.

Ahora sí, a viajar.

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Es la capital del departamento de la Guajira. Su casco urbano alberga un importante patrimonio histórico y ecoturístico con acceso al público todo el año. Posee uno de los malecones más hermosos de toda Colombia, ubicado en la Avenida 1. A lo largo de este lugar, muchas mujeres indígenas exponen sus artesanías: mochilas multicolores tejidas a mano, bandas para el cabello, cinturones, carteras, mantas, chinchorros, entre otras. Esta actividad convierte a este sector en uno de los más visitados por nacionales y extranjeros durante todo el año.

Las noches en la playa son frescas y hay varios lugares para tomar jugos de fruta o cerveza. Un plan altamente recomendado.

No se puede perder las caminatas al Valle de los Cangrejos y el sendero ecoturístico El Riito.

Ver la galería: Riohacha, la capital del mar y el viento

Este lugar de  más de 7000 hectáreas, se encuentra ubicado en el corregimiento de Camarones a 15 minutos de Riohacha. Allá hay unas comunidades indígenas que pudieron establecerse y crear un resguardo (los Tocoromanes) y además de ellos también hay habitantes y criollos que se encuentran ubicados en la boca de Camarones y en el corregimiento de Camarones.

7000 hectáreas de agua conforman la laguna de Navío Quebrado y el río Tapias, donde cientos de flamencos rosados suramericanos llegan desde Canadá a alimentarse y anidar. Estas magníficas aves ponen un solo huevo al año, cerca de los árboles de mangle. También se pueden observar ibis rojos y rosados, patos cuchara, garzas negras, blancas y pelícanos.

El avistamiento de Flamencos se hace luego de navegar una hora en una barca artesanal, capitaneada por uno de los habitantes del sector que fueron capacitados para este fin. La laguna tiene tan sólo 50 centímetros de profundidad, por lo que no hay motivos de qué preocuparse a la hora de recorrerla. Aliste su cámara y disfrute de los cientos de flamencos que embellecen estas aguas y sus cielos cuando alzan vuelo.

Ver la galeria: Santuario de Los Flamencos, encuentro cercano con la naturaleza

Manaure hace parte de un circuito de muchos atractivos. Antes de llegar a Manaure está Uribia, capital indígena de Colombia. En este lugar encuentra un Centro Cultural que explica parte de la cultura, la idiosincrasia y la cosmogonía Wayuú. Tiene una plaza central imponente y es la vía entrada para tomar la carretera para la Alta Guajira. Está atravesado por los 137 kilómetros de vía férrea de la Compañía Minera Cerrejón.

A 15 minutos a de Manaure se encuentra el mayor atractivo del sector: las minas de sal. Este lugar es reconocido por las charcas artesanales que se vienen explotando desde la década del 30. Han existido muchos problemas entre los indígenas Wayuú y los capitales privados por la creación de una empresa llamada Sama (Sales de Manaure). Nosotros tuvimos la suerte de poder entrar hasta las charcas, que se degradan entre el blanco de la sal y el agua teñida de rosado por algas y microorganismos, los mismos que le dan el color a los flamingos. El paisaje, como verán, es sencillamente alucinante.

Fotos: Manaure, el desierto de sal como espejo del sol en la Guajira

Un paisaje lleno de trupillos y cactus a lado y lado de la carretera son el preámbulo de llegada a Mayapo. El lugar se divide en dos partes, Mayapo Pueblo y Mayapo Playa. La playa en este sector de la Guajira es un manjar para los sentidos, pues se caracteriza y se diferencia de las otras por el color azul de mar, la temperatura cálida de sus aguas y el constante cambio de los vientos.

El turismo en el lugar es incipiente, por lo que no ha sido masiva la invasión de turistas. Las comunidades indígenas ofrecen servicios de alimentación y le explican a los visitantes todo lo relacionado con la realización de sus tejidos, y de paso, aprovechan para vender sus trabajos.

Tuvimos el gusto de pasar una noche en La Jebi justo en la playa de Mayapo, solos nosotros, el mar y una noche salpicadísima de estrellas. La guardamos como una de las mejores noches de nuestras vidas.

Mayapo Guajira: un manjar para los sentidos

La belleza e inmensidad de este lugar lo han hecho merecedor de gran fama entre viajeros de todo el mundo. Alejado de la civilización, como su hubiera sido puesto en medio de la nada, este sitio ofrece paisajes paradisiacos y aprendizaje de la cultura local por donde se le mire. Atardeceres de postal que ofrecen barcos y deportistas a contraluz, aguas calmas que parecen irse hacia el fondo y no hacia la orilla por la fuerza del viento que las empuja.

Rancherías de indígenas que dejan ver sus costumbres de vida, con casas levantadas con maderos delgados, hamacas y chinchorros para dormir afuera y no ahogarse con el calor, artesanías y artesanas locales por doquier y fiestas improvisadas en carpas y carros por los turistas en la playa.

Es obligatorio en el Cabo de la Vela ir al Pilón de Azúcar, un mirador natural donde el viento te empuja y hace devolver tus pasos, en el que se puede observar la inmensidad de la playa dorada y el mar que cambia de colores por sectores, como si hubiese sido pintado con pinceles diferentes.

Muy cerca está el Ojo de agua, una playa con un punto de agua dulce que actualmente está seco por la sequía, pero que tiene un mar frío y profundo cerca de la playa de arena dorada.

Viajar en carro pequeño a estos sectores desde el Cabo de la Vela puede ser difícil, pero no imposible. Tiene muchos sectores desérticos llenos de arena, y los carros se quedan enterrados. A nosotros nos pasó, pero a los cinco minutos ya estábamos afuera gracias a un turista que nos remolcó con una gran camioneta 4×4.

El Cabo de La Vela: la frontera entre el desierto y el mar

Esta inmensa infraestructura generadora de energía fue construida en 2003 por la compañía EPM. Los 15 aerogeneradores gigantescos que se ven desde el camino producen energía diaria para diez mil hogares, sin embargo, ni una sola casa de La Guajira recibe este beneficio. Simplemente la distribuyen al interior del país.

El lugar está ubicado en el camino al Cabo de la Vela, pasando el corregimiento de Puerto Bolívar. No dejan ingresar a personal no autorizado, pero desde el lado de la vía puede observarse la inmensidad de semejante obra de ingeniería y escuchar las hélices zumbar movidas por los poderosos vientos alisios que soplan todo el año en La Guajira. 

Fotos: Parque Eólico de La Guajira, los gigantes de energía en medio del desierto

La historia cuenta que hace 10 años, luego de que el presidente Hugo Chávez pusiera el precio de $100 por galón de gasolina para las comunidades de indígenas Wayuú en La Guajira colombiana, el combustible se convirtió en el mayor foco de contrabando y fue el sustento para cientos de familias. La gasolina se vende en  pequeñas chozas improvisadas a lado y lado de las carreteras, sin equipos de tanqueo y con filtros artesanales.

Nosotros alimentamos a La Jebi todo el tiempo con esta gasolina que, pese a lo barata, resultó ser de buena calidad y alto octanaje. Una pimpina con cinco galones de gasolina extra en la Guajira se puede conseguir por $25.000, mientras en el resto del país el combustible no para de subir de precio y se consigue casi en el doble.

Esta actividad ilegal inicia con el tráfico de gasolina desde Venezuela en gigantescas camionetas que circulan en caravanas, a veces, frente a la Policía, sin que las autoridades puedan hacer nada.

Contrabando en imágenes: Así se vende la gasolina más barata de Colombia

El hecho de que La Guajira sea un paraíso en la Tierra ya la hace digna de ser conocida y explorada. Pero un capítulo aparte, y tal vez uno de los mayores atractivos de esta región, está en su gente; específicamente en los indígenas Wayúu.  Si va a viajar a La Guajira le recomendamos que incluya entre sus planes visitar las rancherías habitadas por estos pobladores, y haga hasta lo imposible por cumplirlo. Sus costumbres, gustos y cosmogonía son radicalmente diferentes a las del resto de Colombia. Por ejemplo, la comunidad Wayúu es esencialmente matriarcal  y son las mujeres las que se dedican a la fabricación y venta de artesanías. Los hombres se dedican al pastoreo de chivos y pueden tener hasta nueve mujeres.

Aún conservan rituales milenarios como el encierro, que consiste en aislar a las mujeres cuando tienen su primera menstruación. No pueden ser vistas por nadie diferente a su abuela, quien le enseña el arte de los tejidos y secretos para llevar un buen matrimonio. Los Wayúu son la prueba viviente de que lo mejor de los viajes está en la gente que se conoce más que en los paisajes y los lugares a donde podamos llegar.

Galería: Indígenas Wayuu retratos de una comunidad que sobrevivió a la modernidad

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Sin más introducciones, les presentamos nuestra playa favorita en toda Colombia. Son muchas las razones que la hacen diferente, y la están convirtiendo en un foco de llegada de viajeros de todas partes del mundo. Tranquilidad absoluta, nada de bullicio y un paisaje que se puede recorrer bordeando el mar mientras se observan las montañas de la Sierra Nevada de Santa Marta, la convierten en un sitio mágico.

Pero el mayor atractivo, a nuestro juicio, es la desembocadura del río Palomino en el mar Caribe. Aguas dulces, cristalinas, calmas y poco profundas, son separadas por 20 metros de playa del embravecido mar Caribe. Una combinación de sensaciones que jamás olvidará.

Por el río se puede descender en neumático, en un recorrido de una hora de duración, en el que se puede admirar el paisaje mientras se  desliza por las aguas mansas del afluente. Se puede acampar en casi todos los hostels que ofrece el sector y hay muchos restaurantes de calidad alrededor.

Imágenes: Palomino , la playa donde se unen el río y el mar

Esta guía se realizó gracias a las experiencias vividas de la mano de History Travelers, la agencia de turismo educativo que nos llevó a viajar y a conocer palmo a palmo esta encantadora región de Colombia. Sus servicios y amabilidad los vamos a recomendar siempre.