«Me llamo Mercedes, ese es el nombre de la virgen patrona de los presos. Déjeme ponerme este saco azul. Me hubieran avisado para venir mejor presentada»

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Félix. No le gusta decir su edad. Pinta todos los días el mismo andén. «Cuando me va bien puedo ganar hasta 40 mil. A veces me voy sin nada». De vez en cuando pinta con su hermanito menor.

Gustavo. Vive en la calle y está enfermo de los pies. Compra lirios a $500 y los vende a $2.000 o a lo que le den. «Publíqueme a ver si mis hijos me ven y vienen por mí. Se enmaletaron y me dejaron botado los muy hijuemadres»

Estatua. Su trabajo es no hablar y no habló. Se mueve hace sonidos con un pito y te da la mano por unas monedas. Si quiere tomarle una foto vale $1000. Esta no costó nada.

Diana, Yogui y Consuelo. Trabajan hace 4 años en la Plaza de Bolívar. Venden fotos a $8 mil que imprimen en una impresora portátil y maíz para las palomas a $500. Consuelo es la mamá de Diana. «Antes teníamos otra llama pero tuvimos que venderla. Nos quedamos sólo con Yogui»

Carlos. Le dio polio desde que nació y quedó minusválido a los 3 años de edad. Vende globos abordo de su silla de ruedas anti-vuelcos, «porque si hace mucho viento me puede tumbar». «Tengo un morochito muy buenagente con una costeña de Tumaco y lo mantengo a punta de globos». Quiere ir hasta la Patagonia conduciendo su silla de ruedas.

Mandra. Lleva 9 años trabajando como perro anti explosivos. Sus amos le dicen «Mandra, mira el gato, el gato», para que voltee a la cámara. 

Jhon. «Estoy trabajando en el parque para darle un regalo a mi hija dentro de dos meses». Es oriundo de Puerto Tejada, Cauca. Se quiere ir de Bogotá. «Aquí la vida es muy dura mi hermano»

Ricardo. Vende chorizos Boyacenses de su tierra Pauna, en Boyacá. «Gracias a Dios me va muy bien, a la gente le gusta mucho la grasa». Nos dio degustación pero no comimos, somos vegetarianos.

William es dibujante. Trabajó durante 11 años haciendo retratos en la plaza central de Pereira y vino a Bogotá por el grave estado de salud de su hermana. «El 16 de marzo del otro año tengo una exposición. Apunte mi teléfono y me llama que yo lo invito»

«Nunca en Bogotá me han robado, y el día que me roben no me voy a dejar matar». Jorge de Barranquilla. Lleva 15 años en Bogotá y ya tiene clientela en su venta de canelazos y aromáticas.

Juan, Peter y Pinina. «Estoy entre la vida y la muerte por una operación que me hicieron y me tienen que repetir. Vivo al lado del Palacio de Nariño. Ellos son muy juiciosos, se quedan solos en la casa y no hacen daños»