Jugos de frutas, pasteles y papas fritas con dips de verduras para untar. Y que no falte la cerveza fría, mucha cerveza, porque la jornada puede ser larga. Oscuridad y rock n roll, pero a bajo volumen para que no se pierda la charla.

La pareja de viajeros, ya viejos, prepara todo para recordar las aventuras que vivieron durante ese tiempo que decidieron retirarse del sistema para irse a viajar dentro de un carro por América. Encuentran sus fotografías y conectan la computadora a la pantalla grande del televisor. Empieza el viaje al pasado y con él un vertiginoso ir y venir de sensaciones y recuerdos.

La escena, ese momento tan íntimo y perfecto, seguramente llegará el día en que el cansancio del cuerpo nos haga querer parar por un tiempo de tanto andar. 

Hacer una pausa corta o una parada definitiva, no sabemos. Pero lo que sí será un hecho es que los recuerdos los estamos escribiendo en detalles. Y nuestro lente es la herramienta perfecta para capturar para siempre los momentos que se le escapan a la memoria.

Estas fotografías, por ejemplo, nos recordarán los días que pasamos en Granada, Nicaragua. Nos decían muy orgullosos sus habitantes que habíamos llegado a la ciudad más antigua de América, y que ninguna otra tiene tantas bellezas como esas en todo el país.

Granada es algo así como ‘la joya colonial nicaragüense’, con construcciones que se asemejan mucho a las dejadas por los españoles en el Caribe de Colombia, República Dominicana, Puerto Rico y Cuba.

Es la ciudad más visitada por los extranjeros en este país, ya que buscan la mezcla de arquitectura, enormes iglesias, calor, fiesta y maravillas naturales que la rodean como el volcán Mombacho y las 360 isletas distribuidas en el gran Lago Nicaragua. Vea también: Nuestro viaje por la isla de Ometepe, una de las maravillas naturales del mundo ubicada en Nicaragua.

Granada sedujo nuestro lente y la retratamos bajo el sol incandescente que la azota todo el año, pero también en sus luces y sus sombras que deja la noche.

Viajar con una cámara es también usar nuestra alma para llevarnos un poco de cada lugar por el que pasamos. Viajar con una cámara es sentirnos productivos y siempre activos conectando ojos, mentes y espíritus para enmarcar un segundo en el mundo en una imagen.

Esta es Granada, según nuestra lente: