Las 3:00 p.m. del  jueves 28 de agosto nos encontraron en Puerto López, un pequeño poblado ubicado en todo el centro geográfico de Colombia, cocinando en la cocina de La Jebi a la orilla del río Meta. Era la primera vez que el fuego se prendía en nuestra pequeña estufa de una boquilla, en la que preparamos una crema de espárragos con arroz y huevo.  Esa, la del cumpleaños 29 de Lina, fue también la primera noche que dormiríamos dentro de nuestra casa rodante.

Cinco días atrás habíamos llegado a Villavicencio, la capital colombiana de los Llanos Orientales, luego de conducir cuatro horas desde Bogotá. Como seguramente iremos comprobando en muchos otros lugares del viaje, lo encantador del sitio fue la gente con la que estuvimos y las experiencias que vivimos con ellos, más que la ciudad en sí misma.

Allí nos recibió nuestra vieja amiga Beatríz y su esposo Anielkis, un cubano interesantísimo con notables habilidades culinarias y genio de las computadoras. Tras cada conversación con ellos una puerta se abría más y más para este viaje: nos convencimos en nuestras charlas del carácter obligatorio que adquiría nuestra futura visita a la isla de Fidel.

Pero algo muy valioso y revelador tuvo nuestro paso por la capital del departamento del Meta. Fuimos invitados a dar una charla a estudiantes de Comunicación Social y Administración de Empresas en la Universidad Uniminuto. Jóvenes que recién empezaban a recorrer el camino que años atrás nosotros habíamos terminado, escucharon durante casi una hora cómo fue que nació Renunciamos y Viajamos, qué fue lo que nos motivó y porqué fue que dos profesionales dejaron botados los puestos de trabajo que ellos quisieran tener luego de graduarse para irse a vivir dentro de un carro. Una experiencia digna de repetir cada que tengamos la oportunidad.

Recorrer los caminos del oriente colombiano no estaba en nuestros planes, pero volveríamos a vivir esta travesía sin dudarlo. Sólo imagínense una llanura verde que se pierde en el horizonte, cortada de tajo por una porción de cielo azul intenso bajo un sol ardiente que contrasta cada color por escondido que esté. El manjar fotográfico estaba servido y devoramos cada plato con nuestras cámaras hasta quedar repletos.

Por otra parte La Jebi, aparte de ser una casa cómoda y espaciosa, con un sonido que escribe a cada kilómetro la banda sonora de este viaje, resultó ser una guerrera de las rutas. Luego de nuestra primera noche durmiendo en sus entrañas, aparcados en un hotel con hamacas, piscina y un mirador hacia la inmensidad del mar verde en la llanura, fuimos invitados a conocer un resort llamado Lagos de Menegua. Este lujoso complejo turístico abarca una porción inmensa de naturaleza con animales silvestres y lagos enormes, en los que se puede hacer cayak y observar, además de la ganadería local, osos palmeros, guacamayas y babillas.

Para llegar a este lugar tuvimos que conducir por un camino de trocha en el que muchas veces dudamos de las capacidades de nuestra nave; pero nada más lejos de la realidad. El alma de 4×4 de La Jebi saltó a la ruta y la excursión nos dejó encantados. Y no sólo eso, un par de horas más tarde estábamos navegando en nuestra casa-carro sobre el gigante río Meta a bordo de un ferry. La experiencia no pudo ser mejor.

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El Centro geográfico de Colombia se encuentra en el Departamento del Meta a 10Km de Puerto López. Ahí estuvimos en un hermoso mirador hacia los Llanos Orientales y la majestuosidad del río Meta

Muchas veces en Colombia, en esa otra Colombia que habitamos los de la mitad hacia la izquierda, escuchamos hablar sin mayor interés del ‘Embrujo Llanero’. Pues esta planicie interminable nos embrujó absolutamente con sus parajes fotogénicos, su vida de trabajo en el campo y la hospitalidad de su gente.

Ya dejábamos esta tierra conduciendo bajo ese sol que amenaza con arrancarte la piel y de a poco volvíamos a ver las carreteras que serpentean las cordilleras a las que estábamos acostumbrados. Pero tuvimos que volver; nos varamos. De eso les hablaremos desde nuestra próxima parada: Boyacá, la joya turística de Colombia.