Viajar es una excelente forma de practicar y mejorar tu inglés, así no hayan países angloparlantes incluidos en tu ruta. Esto pasa porque cada año aumenta la cantidad de personas de diferentes procedencias que recorren el mundo en busca de experiencias, de conocer culturas y encontrarse con paisajes que no existen en sus tierras natales.

Para todos los viajeros que agarran su mochila y viven su propia Torre de Babel idiomática en cada viaje, el inglés puede ser una tabla de salvación parlante, un factor común de comunicación para entender y hacerse entender con locales y foráneos en cada nuevo destino. Y Latinoamérica no es la excepción.

Cuando empezamos a dar los primeros pasos mochileros por Suramérica, por allá en 2009, nuestros conocimientos de inglés eran muy básicos y no nos preocupaba pues, pensábamos, que recorriendo países en los que hablan nuestro idioma la comunicación no iba a ser un problema. Pero el tiempo y los kilómetros nos han demostrado que aprender inglés aun escuchando nuestro natal español en cada esquina, es un factor que complementa la experiencia viajera.

En estas cinco historias nómadas les contamos por qué:

1. Ayudar a otros viajeros

Salar de Uyuni, Bolivia. El conductor del campero (que hacía también las veces de guía, cocinero, médico y mecánico) encendió el carro y sin decir una sola palabra empezó a conducir por el desierto de sal más grande del mundo. Era el inicio de un tour de tres días por algunas de las maravillas naturales más alejadas de Bolivia y nuestros acompañantes eran dos chicas de Noruega y dos chicos de Israel. Su español se limitaba a las palabras “señourita”, “mucho gracias” y “cuánto valer”.

El primer tramo fue corto. No habrá pasado más de media hora cuando nuestro guía boliviano se detuvo y, sin bajarnos del carro, empezó a hablar –en español, por supuesto- sobre la historia del lugar, los nombres de las montañas y los sitios hasta los cuáles íbamos a llegar en los siguientes días. “En este momento estamos en…”, “esos trenes están allí desde…”, “detrás de esos nevados queda…”, “esta noche vamos a dormir en el hotel de sal ubicado en…”, decía sin parar el hombre pequeñito y de rasgos indígenas. Lina y yo, emocionados, escuchábamos sus palabras y nuestra mirada se posaba al antojo del dedo de nuestro guía que señalaba cada sitio, mientras las noruegas y los israelíes se miraban entre sí con un silencio que exigía la traducción de cada palabra.

  • “Ellos quieren saber todo lo que nos acaba de decir”, le dijimos al guía.
  • “Pues dígaselos usted porque yo de inglés no sé nada”, respondió como si nada y luego nos dijo que podíamos bajarnos a tomar algunas fotos.

3 días internados en un desierto de sal sin más gente que los locales que salen a vender comidas y artesanías, y un guía que no puede resolver sus inquietudes, era lo que les esperaba a estos foráneos en tierras bolivianas. Nosotros, tratando de articular palabras y lanzándonos a la conversación sin vergüenza a las equivocaciones, no sólo pudimos hacer las veces de traductores, sino que también compartimos charlas, juegos e intercambiamos experiencias sobre nuestros lugares de origen. Aquel viaje nos demostró que el inglés puede ser un lazo que une culturas distantes y, sobre todo, que algunos conocimientos básicos pueden ser el inicio de una conversación que le abre las puertas a mucho aprendizaje sobre ese y otros idiomas.

Ese es tan sólo un ejemplo de los cientos de veces que hemos podido fungir como intérpretes de algún viajero perdido en las calles, desubicado sin saber qué hacer o que está a punto de ser víctima de estafa por parte de esos que se quieren pasar de vivos.

En esta galería les mostramos cómo fueron nuestros primeros pasos como viajeros por Suramérica.

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2. Conseguir hospedaje

La belleza y el ritmo de vida tranquilo de muchos lugares de América Latina han sido un poderoso imán de inversiones extranjeras en el sector del turismo. Además, miles de estadounidenses y europeos eligen cada año ciudades y pequeños poblados de países como Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Colombia y México como lugar de retiro, se mudan y construyen casas, hoteles y hostales para cambiar de rutina y ambiente.

En Tamarindo, Costa Rica, por ejemplo, la afluencia masiva de extranjeros ha hecho de este destino un lugar donde los negocios para turistas proliferan en cada rincón. Buscando hospedaje -a cambio de publicidad en esta página web y nuestras redes sociales– llegamos a un hostel en el que sus dueños y empleados no hablaban nada de español. Luego de una charla corta en la que les contamos sobre nuestro viaje en carro por el continente y los servicios que podíamos ofrecerles, conseguimos una cama cómoda por unos días y pudimos conocer a fondo uno de los lugares más bellos de todo el país.

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3. ‘Traviajar’

Boquete, en Panamá, es una pequeña ciudad ubicada a un costado de la selva panameña que se ha convertido en un destino predilecto por pensionados gringos y europeos para construir suntuosas casas y vivir tranquilos su edad de retiro. Como hicimos durante todo nuestro viaje por Centro América y México, el día en que transcurrió esta historia estábamos vendiendo postales en una estación de servicio. A cada cliente que llegaba a cargar gasolina le hablábamos sobre nuestro viaje y le ofrecíamos una postal a cambio de un poco de combustible o de un aporte voluntario para continuar el viaje.

De pronto un canadiense se detuvo a llenar su carro y lo abordamos con nuestras fotografías.

  • “¿Do you speak english? Please tell me your story in english because mi español es mucho poquitou” (¿Hablas inglés?, por favor cuéntame tu historia en inglés porque mi español es mucho poquitou).

Conversamos cinco minutos y, antes de irse, nos dijo que le encantaba lo que hacíamos y que le gusta encontrarse en la vida con personas que salen a perseguir sus sueños. Escogió una postal y sacó de la guantera de su carro 100 dólares en billetes de 20, para luego finalizar el encuentro con un “enjoy them” (disfrútenlos). La historia tendría otro final de no haber sido porque hablamos y entendemos un poco de inglés.

Pero no sólo funciona para vender o intercambiar cosas. Ya perdimos la cuenta de cuántos viajeros conocimos en el camino que han conseguido un trabajo por un tiempo para ahorrar un poco y poder seguir con su periplo, todo gracias a que pueden comunicarse en inglés. Recepcionistas de hostels, meseros, profesores de baile, instructores de buceo o de surf y, por supuesto, profesores de inglés o de español. La lista de oportunidades es larga.

¿Quiere saber cómo vivimos viajando por el mundo sin ser millonarios? En esta nota le contamos.

4. Amigos y fiestas

Lo mejor de viajar, lo pueden confirmar quienes han salido de casa por un tiempo largo, son los amigos que haces en el camino. Sí, muy bonitos los paisajes, las maravillas del mundo, las comidas que pruebas. Pero son las personas las que marcan la diferencia entre un viaje cualquiera y uno extraordinario e inolvidable. Por supuesto, quien hable más de un idioma tiene más oportunidades de hacer amigos de otras tierras y compartir experiencias y costumbres.

Ni hablar de las fiestas que se puede topar uno en el camino, en las que el inglés es el factor que amiga a completos desconocidos que pueden terminar siendo compañeros de viaje por algunos días más.

En San Juan del Sur, Nicaragua, asistimos a una de las fiestas más locas que se pueden vivir en América Latina. Se trata del ‘Sunday Funday’, una farra de largo aliento en la que los asistentes son llevados a los bares más reconocidos de la ciudad. Esta locura sin freno fue creada como un producto para emborrachar y hacer gastar a los gringos. Aunque este tipo de parrandas extremas no son muy de nuestro estilo, gracias a que hablamos un poco de inglés fuimos invitados, pudimos compartir con los asistentes y conocer otra faceta del viaje que ofrece Nicaragua.

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5. Belice

¿Sabías que en Centroamérica existe un país cuyo idioma oficial es el inglés? Se trata de Belice, tierra fronteriza con México y Guatemala. Este país con mayoría de habitantes de raza negra fue una colonia inglesa hasta 1981, de ahí que la totalidad de su población sea angloparlante. Belice es un país maravilloso bañado por las aguas azules y cristalinas del mar Caribe. Aunque sus islas paradisiacas constituyen su mayor atractivo, la cercanía de este territorio con sus vecinos México y Guatemala lo incluye dentro de los dominios de los Mayas, quienes dejaron ruinas y ciudades que hoy pueden ser visitadas por turistas y viajeros.

Incluso, la canción de Madonna ‘La Isla Bonita’ fue inspirada en uno de los cayos de Belice. Esa y otras curiosidades las contamos en esta nota.

Viajar a Belice representa también una muy buena oportunidad para practicar nuestro inglés. Comprar en las tiendas chinas, negociar los precios de los tours o simplemente hacer los trámites en las fronteras, hacen que el idioma anglo sea una herramienta indispensable sin importar el nivel de experticia.

Como ven, antes que ser una barrera, el inglés puede ser un aliado a la hora de recorrer el mundo, sin importar el idioma que hablen los locales. No hay que ser un experto ni hablar como nativo para entablar una conversación, basta con lanzarse a las conversaciones con pocas palabras para iniciar un proceso de aprendizaje y comunicación que no tendrá fin. Porque es justamente el aprendizaje el mayor tesoro que descubrimos en cada viaje.