Crónica camino a Rusia 2018

Octubre 10 de 2017

Lima, Perú. El estadio Nacional de Lima todavía es un hervidero de camisetas blancas que gritan como si se esforzaran por expulsar los pulmones por la boca. Ya no recuerdan la última vez que su selección fue a un mundial; sólo importa que hoy están más cerca que nunca. El pitazo final de aquel encuentro frente a la Selección Colombia puso a los incas con un pie en Rusia 2018 y el otro en Nueva Zelanda, su rival oceánico en el repechaje. El 1-1 dejaba a Colombia con 27 puntos y la instalaba sin más en Rusia.

Juan Pablo Hernández, el periodista del Gol Caracol, intercepta a James Rodríguez que viene surfeando una ola de fotógrafos, flashes y micrófonos que se agitan como un pogo sobre el gramado. El camarógrafo encuadra la imagen desde lejos, con un zoom tembloroso.

  • Felicitaciones James, esta es una plaza que siempre le gusta.
  • Sí, es una alegría enorme, gracias a Dios tuve la oportunidad de hacer un gol, justo para que fuéramos allá, a, aa, aaa Rusia. Respira agitado, se le pega la lengua más que de costumbre.
  • Yo creo que las eliminatorias son muy complicadas y se ganan como ganamos hoy, con unos huevos grandísimos.

Estamos en el Mundial, dijo James. Remató la entrevista con el grito que todos los colombianos sabemos invocar después de un gol, de una sorpresa, de un susto, de un momento de asombro, de un golpe en el dedo pequeño del pie con la pata de la cama, del día de la infinita alegría. ¡Estamos en el mundial, hijueputa! James le dio a Colombia el gol de la clasificación al minuto 56 con un pase de Falcao.

En esa misma ciudad la selección Colombia clasificó por primera vez en su historia a un mundial de fútbol, el de Chile 1962.

Palmira, Colombia

A 2564 kilómetros por carretera estamos nosotros, saltando y gritando frente al televisor, vestidos con la tricolor, abrazados. Diciendo que nos vamos pal mundial, que nos vamos pal mundial, que nos vamos pal mundial. Por fin alguna de las tantísimas puertas que hemos tocado se podrá abrir. Porque llevamos muchos meses tratando aquí, buscando allá, enviando correos, haciendo presupuestos, viajando a tocar puertas, esperando en oficinas, diciéndole a todo el mundo que hay dos colombianos arriesgados que quieren ir al Mundial en carro y que lo único que  necesitan es encontrar a alguien que confíe en Renunciamos y viajamos y vea la oportunidad de hacer cosas grandes desde Rusia. Muchos meses remando, más de un año. Sin avanzar un centímetro. Clavando los remos en un remolino.

Pero con esta celebración que estamos viviendo por la televisión la cosa cambia. Con Colombia en el Mundial ahora es solo cuestión de tiempo para encontrar hacia dónde apuntar la brújula. Un fanático del fútbol, un empresario, una agencia de publicidad, el dueño de un barco hincha de Falcao, alguien podría pensar que en el sueño de esta pareja de viajeros puede ser también su sueño.

Irse al mundial de Rusia en un carro colombiano. Tamañas locuras se le ocurren a la gente cuando es picada por el bicho de los viajes.

Menos de dos meses habían pasado desde la publicación de Renunciar y viajar, el trabajo donde brilla el sol, nuestro primer libro. Tener un libro impreso por nosotros mismos y haber llenado un auditorio y la Feria Internacional del libro de Cali con un público que quería leerlo y escuchar nuestras historias de viva voz, nos dibujaba la certeza de que todo es posible moviendo bien las fichas de trabajo y gestión. Y con la vela del espíritu inflada por la motivación de seguir escribiendo esta historia de amor nómada, ese día renovamos los votos con este proyecto mundialista. Renunciamos y Viajamos en Rusia 2018.

Pero la realidad estaba tan lejos como la misma Siberia. No teníamos nada, ni una sola pista de por dónde empezar a cavar este túnel hacia Rusia. Como ha sido habitual desde que nos dedicamos por completo a este blog, acudimos a las redes sociales como el primer piñón de un gran engranaje que nos pusiera a andar. Ya habíamos hecho un video en el que contábamos que nos íbamos para Rusia en carro si Colombia clasificaba. Ahora la estrategia era hacer que ese rumor llegara a la mayor cantidad de personas y hacer crecer la cantidad de lectores de nuestro libro. En algún momento este viento virtual iba a susurrar esta historia al oído de la persona indicada y para ese entonces íbamos a estar listos.

Un día un alto ejecutivo de una mega empresa multinacional, en una llamada telefónica, nos dijo que él mismo se iba a encargar de que este sueño se hiciera realidad; y no sólo hasta Rusia: “van a ver que los vamos a acompañar a darle la vuelta al mundo en su camioneta”. Nos pidió un presupuesto detallado que enviamos el mismo día y nos dijo que no buscáramos más marcas hasta que algo se definiera. Y a la semana siguiente a Lina le dicen que puede tener cáncer.  

 ➡ Lea aquí: Sentir que todo se acaba.

Video #RusiaYaVamos

***

No fue un camino de rosas para la Selección Colombia. Poco se reconocía del equipo que salió ovacionado y con James Rodríguez como goleador de Brasil 2014. Fue difícil convencer al abuelo Pékerman de que siguiera dirigiendo ese grupo con el que tanto se había logrado. Falcao seguía lesionado y fue difícil depender de la inspiración de James o del oportunismo de Cardona para marcar en arco contrario. La Copa América de Chile dejó caer a Colombia desde la cima del favoritismo hasta el sótano de la decepción. El sube y baja de resultados daba por unas fechas a Colombia por muerta pero se le veía resucitar de la nada para meterse en la pelea. En la primera ronda le ganó a Perú, perdió con Uruguay y Argentina y empató con Chile. 2015 fue una pesadilla de la que el equipo despertó con cabeza fría, tomando decisiones para lograr salir de la crisis y trabajar fuerte para lograr los objetivos.  Y luego de ganarle a Bolivia y Ecuador recuperó la memoria de hacer goles y sumar de a 3.

Y así hay quien dice que el fútbol son solo 22 tipos detrás de una pelota.

Ya estaban clasificados y nosotros con una ilusión fervorosa de llegar a verlos jugar. Pero ahora los caídos somos nosotros.

El proceso clínico de Lina fue una tortura que ocupó todas nuestras reservas físicas, mentales y económicas. Aun así nos negábamos a bajar los brazos: charlas viajeras, venta de libros y atender a los requerimientos de la empresa que nos buscó para impulsar semejante reto. Los médicos recomendaban mantener a Lina activa, constante con sus proyectos y con sus ilusiones de vivir más encendidas que nunca. Y así lo hicimos. Rusia nunca dejó de ser un motivo.

No perder la cabeza ante el eco de la palabra cáncer es una tarea de extrema dificultad. Por los días de la mala noticia médica habíamos grabado con los genios de Quan un video para lanzar una campaña de crouwdfunding en una de estas plataformas donde uno pone una idea y la gente puede ayudar a materializarla a cambio de unas recompensas. Pero para lograr que nuestra campaña diera resultado y tuviera suficientes mecenas, debíamos dedicarle el doble de tiempo y triple de energías para amplificar el efecto. Tiempo y energías que no existían más que para sanar a Lina. Así que aquel video no ha visto la luz.

Vea también

Se acercaba diciembre. Se llegó 2018. Y la dichosa marca no dice nada. El alto ejecutivo que nos prometió bla bla bla y aquello, le tiró la pelota a otro y el otro no supo qué hacer con ella, la dejó caer. Ya no nos contestaban el teléfono y, cuando lo hacían, a Lina le decían Liliana.

La enfermedad de Lina resultó ser lo menos grave en medio de toda esta preocupación. Inició un tratamiento que, de resultar bien, haría que la salud no fuera un impedimento y los planes salieran de la arena movediza. Y así fue: pruebas, biopsias, diagnósticos y una cirugía después, Lina quedó completamente libre de células malignas.

Pero para cuando eso ocurrió, todo se veía tarde y el bolsillo estaba en cuidados intensivos después de los gastos médicos. Creímos que lanzar la campaña de crouwdfunding con tan poco tiempo para planear y ejecutar era darnos un tiro en el pie. Luego de más de cinco meses hablando, casi siempre lo mismo, con la supuesta marca patrocinadora que nos aseguró su apoyo y nos pidió no buscar por otro lado, de repente dieron fin a su cadena de correos, llamadas y whatsapps ignorados con un escueto “es que ahora no hay presupuesto y no podemos hacer publicidad del Mundial porque no tenemos contrato con la FIFA”. Y así volvíamos a cero, pero ahora con el tiempo apretando el cuello.

500 y nos vamos

Última oportunidad: una campaña masiva de venta de libros. Si logramos vender 500 libros, podríamos empezar a buscar el barco para mandar La Jebi a Bélgica, Alemania u Holanda y desde uno de esos lugares empezar la travesía. Hicimos la campaña, la lanzamos y difundimos, pero quedamos a años luz de la meta. Pensábamos en Falcao: pasó de tener la gloria en sus pies a ser ninguneado en las bancas de grandes como el Manchester United y el Chelsea. Por más que lo intentó no pudo acompañar a sus compañeros en el resplandor de Brasil 2014, pero no dio por muerto su sueño, trabajó duro para recuperarse, y ahora vive su gran oportunidad. Sí, el fútbol es una metáfora de la vida: triunfa el que persevera y no el que se queda enterrado en la primera caída.

Ya era imposible seguir diciéndonos que algo pasaría. Ya los mapas habían sido escudriñados, las fronteras estudiadas. Tiempos, permisos, papeles: todo. Pero nada más había diferente al deseo de lograrlo, ese deseo que se negaba a apagarse en contra de semejante tormenta de fracasos, malas pasadas del destino y desaciertos.

Y entonces les contamos a ustedes por redes sociales que esto estaba complicadísimo, que el tiempo se contraía fuerte y que sólo un milagro salvaría este proyecto al que más de un año atrás habíamos bautizado Rusia Ya Vamos, por tener las mismas iniciales de Renunciamos y Viajamos. #RusiaYaVamos

Y fue precisamente eso lo que contestamos en una llamada por Skype cuando un grupo de directivos y creativos de una de las agencias de publicidad más antiguas y prestigiosas de toda Colombia nos preguntó por el proyecto Rusia:

Chone, Ecuador

(Llamada por Skype)

  • Tenemos que decirles con sinceridad que como están las cosas sólo un milagro lo salva.

La posibilidad era que nos hubieran buscado para, aprovechando que supuestamente íbamos para Rusia, promocionar algún producto o servicio a través de este blog. Y eso no iba a pasar con el plan en cero. Su respuesta nos dejó secos:

  • Tenemos un cliente que puede hacer ese milagro. Estamos haciendo una campaña para el Mundial y necesitamos gente que se atreva a cosas increíbles, que sean verracos como la Selección Colombia, que se caen, aguantan y se saben levantar. La historia de ustedes es muy inspiradora. Vimos su trabajo y nos gustó mucho.

Estábamos en Chone, un pueblo calientísimo en la sierra ecuatoriana. Ya casi completábamos un mes de viaje con La Jebi por los linderos del vecino. La noche anterior habíamos dormido en un hotelucho de paso que se había inundado; la tormenta de hace dos horas nos vio llegar con las calles convertidas en ríos. El menú del lugar ofrecía goteras, mugre en todas sus presentaciones, sábanas manchadas, cucarachas y un ventilador destartalado para soplar semejante calor. Ah, y una buena conexión a internet. Y con eso bastaba para atender a esa reunión a la que  alguien nos había invitado para hacernos una propuesta. Había un buen pálpito.

Esperamos en el cuchitril necesitados de detener la ruleta, de destapar el cuenco a ver si allí está la bolita. Contestamos la llamada sin saber nada. Y ganamos. Estas personas abrieron una de las puertas virtuales que tocamos: leyeron esta nota que publiqué en mi blog del diario El Tiempo y de esa punta empezaron a tirar. Hasta que se encontraron con el blog que usted, amigo soñador, lee en este instante. Les gustó este trabajo al que le dedicamos nuestra vida y la comunidad virtual que nos acompaña. Se imaginaron algo grande.

Mandamos presupuestos, intercambiamos correos y la esperanza volvió a crecer. Quieren que nos llevemos La Jebi hasta Rusia, y lleguemos conduciéndola a cada uno de los partidos de la Selección Colombia. No me imagino lo que se pueda sentir encontrarse un millón de dólares, pero seguro que esto se siente mejor.

Pero miren como muchas veces las malas rachas se ensañan y se niegan a liberarnos. Una vez cruzada a frontera del último viaje de regreso a casa, La Jebi sufre el peor daño de toda su historia: la correa de accesorios se rompió, las hilachas se metieron al motor y torcieron las 16 válvulas. Todo esto que ya suena dantesco, ocurrió en  medio de una montaña que se estaba derrumbando. Los buenos muchachos del Peaje Cano, que acabábamos de pagar, nos negaron ayuda. Tuvimos que ser remolcados por un buen samaritano que no veíamos hace más de 12 años y pasó por nuestro lado justo en ese instante de desgracia. ¿Ves que no todo puede ser tan malo?

Nos dejó en un taller en el que no solo gastamos cinco días durmiendo dentro de La Jebi inservible, sino también todos nuestros ahorros. Pero de esa también salimos. El motor de La Jebi estuvo muerto pero los planes seguían andando, cada vez más vivos.

Y contestamos más llamadas, y enviamos más correos, y viajamos a más reuniones. Hicimos más presentaciones. Hasta que por fin nos dimos cuenta de que quiénes estaban proyectando su plan de trabajo con Renunciamos y Viajamos como influenciadores de marca en el Mundial son nada menos que unos patrocinadores de nuestro equipo nacional.

Así como lo leen, nos vamos para el Mundial con un patrocinador de la Selección Colombia: la aseguradora multinacional Allianz creyó en nosotros y quiere que este tándem de renunciadores sean embajadores de su marca justo en el momento y lugar en que el mundo entero va a posar su atención.

A Allianz lo recordamos en la Fórmula 1, volando en el bólido azul de Juan Pablo Montoya en la escudería Williams, como patrocinador de James Rodríguez en el Bayern Munich, del Barcelona FC, dueño de grandes estadios. Ahora el gran patrocinador del deporte en el mundo acompaña nuestros pasos y cuida nuestra salud.

La luz al final del túnel nos brilló muy fuerte, tanto que tardamos en abrir los ojos frente al sorbo de realidad que hidrató estas almas resecas de contratiempos.

Soñar, aguantar, creer,  confiar, luchar, trabajar, gestionar, sentir, levantarse, crear, servir, insistir, disfrutar, motivar, inspirar. Verbos conjugados por ese equipo vestido de amarillo que lleva el nombre de una nación entera. Verbos que nos describen a nosotros, y a usted que nos lee. Porque todos en nuestra propia medida tenemos la capacidad de persistir. Persistir hasta lograrlo.

Munich, en Alemania, Varsovia en Polonia y finalmente Moscú. Desde allí iniciaremos un recorrido por el país más grande del mundo para contarles a ustedes los detalles de uno de los eventos más importantes del planeta. ¿Increíble verdad? Pero aún falta. Allianz nos llevará a todos los partidos de la Selección Colombia, y desde allí, desde el epicentro donde el balón hace rodar las esperanzas, les vamos a contar de qué son capaces los colombianos para cumplir sus sueños, a qué se arriesgan para vivir al máximo sus vidas.

Mientras termino frente a este teclado de darles una vuelta abordo de este carrusel de emociones, faltan 27 días para que el mundo entero se vista de fútbol.

Que a nadie se le ocurra decirte que lo mejor es tirar la toalla y abandonar tus sueños.

*

*

*

*

¿Y La Jebi?

¿Ya leíste nuestro libro?

316 páginas de inspiración pura para que emprendas un viaje sin tiquete de regreso hacia tus propios sueños. Crónicas y relatos viajeros de dos oficinistas que renunciaron a sus trabajos contados desde 15 países de América Latina con mapas y fotografías a full color. Con cada ejemplar que llega a almas viajeras en todo el mundo nos ayudan a seguir con este sueño nómada.

No te vayas sin #RenunciarYViajar, el trabajo donde brilla el sol. Consigue tu ejemplar a un click de distancia. Nosotros nos encargaremos de que llegue a tus manos en cualquier rincón del planeta.