Cuando llegamos a la frontera entre Rumania y la República de Moldavia la fórmula se repitió una vez más: ¿Colombian, do you speak english? Come with me. Y tuve que seguirlo. Me llevó a una oficina pequeña, del tamaño de un vestier. Otro oficial de migración escaneaba pasaportes y entre los dos empezaron con un interrogatorio que no daba tregua: una pregunta tras otra, siempre en inglés.

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  • ¿Por qué está aquí?
  • ¿Qué va a hacer en nuestro país?
  • ¿Quién lo va a recibir?
  • ¿Cuánto tiempo se va a quedar?
  • ¿Cuánto tiempo lleva viajando?
  • ¿Qué lleva en su equipaje?
  • Muéstreme los datos de la persona a donde va.
  • Qué sabe de Moldavia.

Sabía desde antes de llegar al país que Moldavia es famoso por sus vinos, y que los moldavos son orgullosos de ser unos de los mayores productores de vino del mundo, tanto como nosotros los colombianos somos orgullosos de nuestro café. Cuando el interrogatorio se ponía más intenso, saqué mi as bajo la manga y lo puse sobre la mesa para zafarme pronto del nerviosismo que las preguntas me inyectaban:

    • Cuando estaba en Rumania escuché que ustedes tienen el mejor vino de Europa y quiero probarlo; pero aquí, en el país. Y de paso, aprender algo de su cultura”, les dije a los dos oficiales. Y como no hablo rumano ni ruso, los dos idiomas que se hablan en Rumania, pues tuve que hablarles en inglés.

 

Dos sonrisas, un nuevo sello en el pasaporte y bienvenido a Moldavia.

Arco del triunfo en Bucarest

Chisinau Moldavia, Octubre 2018

¿Y si no hubiese hablado ni un poquito de inglés para responderles? No hay forma de saberlo. Lo que sí es seguro es que saber hablar por lo menos un idioma más nos ha sido de mucha ayuda a la hora de viajar. Claro, igual podríamos viajar sin hablar otro idioma. Pero seguramente no podríamos salir muy fácilmente de situaciones como las que les acabo de contar, ni muchas otras.   Las más sencillas, por ejemplo, comprar comida en un restaurante, pedir un descuento, buscar una dirección o preguntar la hora. Pero un viaje se disfruta más intensamente en la medida en que el viajero tiene la capacidad de entender cómo funciona la vida en el lugar al que llega, y si es explicada por un local, pues mucho mejor. Adicionalmente los mejores recuerdos de los viajes se llevan de los nuevos amigos y para hacer amigos siempre cae bien hablar con ellos.   Y como el inglés se convirtió en el idioma global por excelencia, pues aprenderlo en primera instancia ha sido una ventaja que hace que nuestra vida viajera sea mucho más práctica.   Hablar inglés nos ha salvado de muchas, y nos ha dejado historias muy chistosas dentro de esta torre de babel llena de idiomas rarísimos e ininteligibles que hemos escuchado en más de 4 años de viaje.

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Cuando empezamos a dar los primeros pasos mochileros por Suramérica, por allá en 2009, nuestros conocimientos de inglés eran muy básicos y no nos preocupaba pues, pensábamos, que recorriendo países en los que hablan nuestro idioma la comunicación no iba a ser un problema. Pero el tiempo y los kilómetros nos han demostrado que aprender inglés aun escuchando nuestro natal español en cada esquina, es un factor que complementa la experiencia viajera.   Boquete, en Panamá, es una pequeña ciudad ubicada a un costado de la selva panameña que se ha convertido en un destino predilecto por pensionados gringos y europeos para construir suntuosas casas y vivir tranquilos su edad de retiro. Como hicimos durante todo nuestro viaje por Centro América y México, el día en que transcurrió esta historia estábamos vendiendo postales en una estación de servicio. A cada cliente que llegaba a cargar gasolina le hablábamos sobre nuestro viaje y le ofrecíamos una postal a cambio de un poco de combustible o de un aporte voluntario para continuar el viaje.   De pronto un canadiense se detuvo a llenar su carro y lo abordamos con nuestras fotografías.

    • “¿Do you speak english? Please tell me your story in english because mi español es mucho poquitou” (¿Hablas inglés?, por favor cuéntame tu historia en inglés porque mi español es mucho poquitou).

 

Conversamos cinco minutos y, antes de irse, nos dijo que le encantaba lo que hacíamos y que le gusta encontrarse en la vida con personas que salen a perseguir sus sueños. Escogió una postal y sacó de la guantera de su carro 100 dólares en billetes de 20, para luego finalizar el encuentro con un “enjoy them” (disfrútenlos)La historia tendría otro final de no haber sido porque hablamos y entendemos un poco de inglés.

Pero no sólo funciona para vender o intercambiar cosas. Ya perdimos la cuenta de cuántos viajeros conocimos en el camino que han conseguido un trabajo por un tiempo para ahorrar un poco y poder seguir con su periplo, todo gracias a que pueden comunicarse en inglés. Recepcionistas de hostels, meseros, profesores de baile, instructores de buceo o de surf y, por supuesto, profesores de inglés o de español. La lista de oportunidades es larga.

 ➡ 💡 ¿Quiere saber cómo vivimos viajando por el mundo sin ser millonarios? En esta nota le contamos.

Viajar, no nos cabe la menor duda, es una excelente forma de practicar y mejorar tu inglés, así no hayan países angloparlantes incluidos en tu ruta. Esto pasa porque cada año aumenta la cantidad de personas de diferentes procedencias que recorren el mundo en busca de experiencias, de conocer culturas y encontrarse con paisajes que no existen en sus tierras natales.

Pero el inglés en un viaje largo se convierte en una cuestión de supervivencia. En Campulung Moldovenesc, en el norte de Rumania, tuve que explicarles a un odontólogo ucraniano y a su asistente rumana dónde era exactamente el dolor de muela que me estaba matando. Ninguno de los dos hablaba inglés, pero un par de palabras bastaron para decirles que los nervios me hacían doler hasta el alma con ese clima de 3 grados que estábamos viviendo, y que necesitaba un tratamiento de conducto.

¿Y si tienes un problema? ¿Y si te roban? ¿Y si te pierdes? Alguien por muy lejos que estés va a entender lo que quieres decir y siempre alguien va a querer ayudarte.

No te preocupes, si eres de los que cree que el inglés y el chino mandarín suenan a lo mismo porque no entiendes nada de ninguno de los dos, los viajes son muy buenos maestros de idiomas y van a acostumbrar tu oído a escuchar una y otra vez hasta que empiezas a entender. Sin embargo, sobra decirlo, nada mejor que practicar a través de las herramientas que hoy están disponibles y al alcance de todos. Depende de ti el ritmo de tu propio aprendizaje.

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Estos consejos nos han sido de mucha utilidad a la hora de mejorar nuestro inglés mientras viajamos:

  • Escuchar música en inglés, buscar las letras en internet y aprenderse las canciones. Una forma divertida y fácil de mejorar la pronunciación y el vocabulario.
  • Leer artículos en inglés y tratar de traducirlos.
  • Ver películas y series en su idioma original con subtítulos en inglés.
  • Estudia con aplicaciones en las que puedes aprender a tu ritmo y en cualquiera de tus dispositivos (teléfono celular, tablet o computador). Muchas de estas aplicaciones han desarrollado métodos fáciles y rápidos de aprendizaje. Ahora estoy aprendiendo italiano y Lina cada vez se comunica más y más en inglés con Rosetta Stone. Empieza hoy a mejorar tu inglés; descarga tu aplicación con el 25% de descuento en este enlace.
  • En tus viajes utiliza herramientas como el Google translator para comunicarte. La repetición una y otra vez de ciertas palabras hace que se queden rápido en nuestra memoria.

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Seguramente si has tenido la oportunidad de traspasar las fronteras de tu idioma natal tendrás tu propia historia que contar. Si no lo has hecho, pero tu sueño es viajar y aprender de las culturas del mundo, te aseguramos que nunca es tarde para aprender; el aprendizaje es nuestro derecho como humanos y es lo que nos hace crecer como personas.

Entonces, LET’S DO IT.

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